@Jucely_Hernández
El arte tiene muchas formas, y una de ellas es la escritura. Amo leer. PUEDES ESCRIBIRME CUANDO QUIERAS. Chiapas, México. -MARHERN.
Jan 02, 2020 Chapter 1
- ¿Ves la temperatura del agua? -le pregunté a mi reflejo.
- Esta a 3 ° C. -respondió él.- ¿Por qué? -preguntó de vuelta.
- Porque ni aun así se podría apagar la frustración que inunda mi cabeza. -comencé a explicarle sentándome en el piso, a un lado de la bañera, mientras esta se llenaba. - Observa bien, -le dije- mis brazos están heridos. ¿Ves toda la sangre que corre de mi pecho? Mis piernas ya no pueden moverse, el dolor es muy grande, mis pies están hinchados y ya no puedo seguir caminando. -Podría jurar que perdió todas esas cosas; era tan real, incluso diría que podría palpar la sangre.
-¿Te duele mucho? -preguntó, parecía preocupada.
- Sí, demasiado.
- ¿En serio? ¿Y eso qué? -regresó a su indiferencia.
- Que seguiremos en este tormento. -Me recargue a un lado de la bañera; ya no me enfrentas con fuerzas.
- No. -Dijo puesta en pie con una firmeza que no había escuchado antes. - Eso es lo que a ti te atormenta; yo, en realidad no existo. -Dijo, viendo el agua caer de la llave.
- ¿De qué hablas? -pregunté siguiendo su mirada, incorporándome en pie.
- De todo. ¿Has visto alguna vez tu propio rostro? -Preguntó seriamente. Yo estaba a punto de asentir cuando mi reflejo respondió.- No es así -se respondió a si misma, aún sin verme a los ojos.
- Por supuesto, lo visto millones de veces. -respondí tajante.
- No es verdad, solo ves lo que tu mente quiere que veas; y mueres a como ella te aconseja.
- Dices que no he visto nunca mi rostro, -dije frunciendo el ceño- pero puedo verte a ti. -Ella volvió su mirada a mí.
- Entonces, si me ves, haz caso a lo que digo.
- ¿A qué te refieres? ¿Qué haz dicho? -murmura expectante. Ella esbozó una leve sonrisa, apenas perceptible.
- Mira tus brazos. -dijo levantando la voz; al mismo tiempo que toma mis manos.- Mira tus brazos no están heridos, -dijo extendiendo sus propios brazos, - mira tu pecho en realidad no sangra; mira tus piernas aun se mueven, mira tus pies no están hinchados. -cuando terminó de decir esto, ya estaba en el suelo otra vez.
- ¿Y eso qué tiene? -pregunté sollozando.
- ¿Qué es lo que te impide continuar?
- En realidad no lo sé. -dije antes de llorar por completo.
- ¡Solo es tu mente! ¡Solo es algo vano! ¡Solo es algo, abstracto! -finalizó.
- ¿Y qué haces aquí? ¿Cuál es tu trabajo?
- Salvarte a ti.
- ¿Cómo lo harás?
- Abriendo tus ojos. ¿Sabes qué es lo que te impide estar de pie?
- Mis piernas -dije volviendo el rostro al suelo.
- ¡No! -volvió a decir- ¿No lo entiendes? ¡Es tu mente! ¡Son tus pensamientos!
- ¿Pero de qué hablas? ¿Tu no vienes de mi mente?
- No; yo vengo de ahí. -dijo señalando mi pecho. - De tu corazón. -finalizó.
- ¿Entonces, me quieres ayudar?
- Por supuesto. -Hizo una pausa.- Como ya te había dicho, estoy aquí para abrirte los ojos, para decirte la verdad que tu mente no te deja ver.
- ¿Y, cuál es la verdad?
- Que puedes hacerlo.
- ¿Hacer qué?
- Que hacer; todos los sueños que ha tenido, todos los planos y las metas que ha trazado. ¿Ya es tiempo no crees? -finalizó volviendo un sonreír brevemente.
- ¿Tiempo de qué?
- De quererte un poco, de tomarte en cuenta, de caminar a la derecha mientras sonríes; de amarte a ti misma. Porque es tu propia mente la que a veces miente, te destroza y te desanima, te llena de intrigas y de desanima. -Ambas respiramos hondo.- ¡Pero ya basta! ¡Ya es suficiente! Ya es tiempo de que empieces a creer en ti, recupera el valor, levanta la vista, seca las lágrimas y sonríe al mundo. Escucha hay personas que dicen que para evitar un momento incómodo la risa es el mejor instrumento, y eso es cierto; es cierto no todo es risa; pero tampoco todo es llanto, puedes reír y puedes amar. Ya te ha lamentado demasiado y ahora es tiempo de ser feliz.
Perdí la noción de lo que pasaba al rededor mientras yo hablaba, y de pronto, me descubrí sonriendo, pesar de las lágrimas que aún podía sentir en las mejillas estaba sonriendo, por fin, después de tanto tiempo, y no era una risa fingida , era vivacidad autentica.
- Tienes razón. La única razón para que una persona no sea feliz es porque no lo intenta; sí, es cierto que tenemos problemas, ¿pero, quien no los tiene?
- ¡Exacto!
- Sí, vale la pena vivir.
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