@Francisco_Jaen
Me cuesta hablar de mí mismo, pero supongo que algo tendré que decir. Siempre he sentido fascinación por el futuro y sus posibilidades. Desde niño he admirado a los grandes maestros de la ciencia ficción. Me he maravillado ante «La máquina del tiempo» de H. G. Wells, el «1984» de George Or
May 15, 2019 Chapter 1
Todo comenzó la víspera de Nochebuena, desde la oscuridad de su alcoba. Allí pareció surgir una figura, como de la nada. Una sombra negra, que le arrebató de aquel plácido duermevela. Entonces se quiso incorporar, y la sombra fue agrandándose, acercándose más y más hacia él, en silencio, hasta que pudo oír una voz. Le pareció una especie de eco que se alejaba extramuros.
—Donald, honor y gloria para la poderosa y gran nación de tus nietos.
La figura señaló con su oscuro y huesudo dedo enfrente de él, y donde esperaba encontrar la bandera de su país, la de siempre, encontró otra que no reconoció. Con el perfil del mapa de Norteamérica en su centro, con un águila capturando una serpiente en el interior de aquel mapa, con la hoja de arce del Canadá a su izquierda, y las barras y estrellas a su derecha. ¿Qué era aquello?
—¡Mexuscan! ─le dijo la voz en forma de eco.
—¡Noooo! ─exclamó angustioso hasta despertar, entre palpitaciones y sudores fríos.
Todos acudieron al momento, alertados. Le consolaron con calmantes. Lograron convencerle, con palabras tranquilizadoras, de que todo había sido un simple sueño. Un absurdo e inocente sueño, que no le volvería a molestar nunca más.
Pero a la mañana siguiente, al despertar, volvieron los escalofríos. ¿Realmente aquello había sido sólo un sueño?, ¿o había algo más que se le escapaba? Preguntas que desechó de su cabeza. El día iba a ser muy largo, y tenía que trabajar. Ya le esperaban las llamadas telefónicas de aquellos dichosos niños, que le preguntarían por dónde andaba Papá Noel.
—¿Siete añitos dices?, ¿y todavía crees en Papá Noel?
—Sí, Señor Presidente. Le llamaba para saber por dónde está ahora. ¿Le falta mucho para llegar hasta Arkansas? ─le preguntó con ilusionada dulzura, mientras acariciaba nerviosa sus dorados cabellos.
—Cuando lance la bomba a algún país de mierda, veremos si sigues creyendo en bobadas.
********
Ya por la tarde, algo más tranquilo, el Presidente hizo una nueva llamada de teléfono desde su despacho.
—¿Theresa May? Le habla Trump.
—¿En qué puedo ayudarle señor Trump?
—¿Cuál va a ser su postura en la coyuntura actual?
—Creo que se ha confundido, soy la actriz porno.
—Ya lo sé.
********
Pero en aquel interminable día, otras sorpresas le aguardaban al señor presidente.
—Este comité hace tiempo que viene trabajando en el uso de epidemias controladas y localizadas, con el fin de combatir la superpoblación. Esperamos alcanzar pronto la experiencia necesaria, como para poder organizar una operación a escala global. Mientras tanto, permítame sugerirle una operación de este tipo en algún país de Hispanoamérica. Ya que esto reforzaría la popularidad de su muro con México, señor Presidente. Además, podría resultarnos beneficioso que algo así se diese en países como Venezuela, Nicaragua, Ecuador, etc. Por no mencionar que nos conviene reducir el número de población hispana, para asegurarnos que, en el futuro, en los Estados Unidos se siga hablando en inglés.
—Excelente, excelente... ¿y qué hay de ese bloguero que pronosticó algo así para el 2022? Me gustaría encargarle una carta astral.
—Señor Presidente, con el debido respeto, todo eso no son más que chorradas. Sospechamos que en realidad se trata de un agente de los servicios secretos españoles, que ha usado esa original argucia de los astros para contactar así con personas importantes de nuestro país, con creencias en lo esotérico, y temáticas similares.
—¿Quiere decir que hemos tenido una fuga de información durante meses?
—Es la hipótesis más probable, señor.
—En ese caso, está usted despedido, pedazo de inútil.
********
Más tarde, el pedazo de inútil debatiría sobre la idoneidad del Presidente para su cargo, y sobre la política exterior en la que, todo apuntaba, iba a embarcar al país.
—Trump puede parecer imbécil, pero no lo es. Tras salir derrotado en las elecciones legislativas, sabe que necesita una guerra. Que salir victorioso de un conflicto bélico reforzaría su imagen, y le facilitaría un segundo mandato. Dios no lo quiera.
—Amigo mío, las guerras las carga el diablo. Y si algo ha demostrado la historia, es que no hay enemigo pequeño. Ya sabes, Vietnam, Afganistán...
—Cierto. Su punto débil puede ser su arrogancia. Pero tras tantos fracasos en Asia, debe pensar que es mejor probar suerte en otro sitio. Y si es así, ya nos podemos hacer una idea del cuándo.
—¿A qué te refieres?
—El desembargo definitivo de los marines en Vietnam se dio en marzo de 1965. La Guerra de Irak se inició en marzo de 2003. Ya los romanos decían aquello de «que los dioses te guarden de los idus de marzo».
********
Quizás tuviese razón el pedazo de inútil, pero detrás de un día triste viene otro feliz. Y la nueva reunión del presidente, con sus nuevos asesores, resultó más a su gusto. Anexionarse Venezuela a través de Colombia, ¡qué gran idea!
—Señor Presidente, mi idea es que necesitamos una gran potencia aliada en Sudamérica, que pueda controlar la región por nosotros. Y ahorrarnos así las ingentes cantidades en dólares, y en recursos humanos, que invertimos en nuestro patio trasero.
—¿Esa potencia no es Brasil?
—En Brasil hablan portugués, es un hándicap en su contra para liderar la región.
—Bien, ¿y qué propone exactamente?
—Que vuelva a crearse algo parecido a lo que en el siglo XIX se denominó como la «Gran Colombia».
—Su idea no va a ser muy popular en Venezuela, me parece a mí.
—A no ser, señor Presidente, que les hagamos desearlo, que no vean otra salida. Simplemente, con ayudar a agudizar su división política, cuando no tengan qué llevarse a la boca, cuando malvivan en la miseria durante años y años, aceptarán lo que sea. Lo que nos ahorra también malgastar dinero y vidas humanas en una operación militar. Bastará con dejar pasar el tiempo. Con ponerles la miel en la boca, con ayuda humanitaria que se quede en la frontera con Colombia. Ellos solitos caerán en la cuenta de qué es lo que les conviene... Es por su bien.
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