@Angela_Borbon
May 20, 2019 Chapter 1
Un hermoso día en la región Ningen, los cantos matutinos se escuchan por los altavoces, la gente camina ocupada de un lado al otro, los mercados tienen productos frescos y la milicia vigila todo desde las nubes, montados en sus rucs, águilas gigantes capaces de cargar un elefante en sus garras. Yo me encontraba en la oficina postal, recibiendo mi correo como todos los días. Esto se había vuelto parte de mi rutina diaria desde que me mude a la gran ciudad de Hito, una de las más grandes y pobladas de la región humana, todos los días salgo de mi apartamento para ir al mercado, luego recojo el correo, después paso a entrenar algunas horas en el gimnasio y vuelvo a casa a alistar todo para ir al trabajo. Hay días en los que desearía solo quedarme en cama, pero luego recuerdo para que me mudé aquí.
Para unirme a la fuerza especial de Hito.
Toda mi vida he entrenado para esto, desde que vi por primera vez a mi padre con su uniforme nuevo de la fuerza especial 2565, fuerza encargada de misiones de rescate o entregas especiales, ya sea que se tratara de objetos valiosos o personas de alta importancia. Él vino a la ciudad a trabajar para el gobierno de Vasiliá, el jefe de la región en ese tiempo. Mi madre y yo decidimos que nos quedaríamos en el campo para evitar la fuerte contaminación de la ciudad, a la cual me sigo acostumbrando. Mi padre se iba a su trabajo en las mañanas y regresaba a bordo de su propio ruc en la madrugada, la mayoría de las veces cuando ya me había dormido. Siempre he estado orgullosa de mi padre por su trabajo y la dedicación que le tenía. Cuando fue momento de su jubilación, su equipo preparó una fiesta de despedida, en esa misma fiesta su antiguo general me dijo que si tenía lo que hacía falta para entrar en la fuerza, él mismo aprobaría mi entrada, a lo cual obviamente respondí que me esforzaría al igual que mi padre para lograrlo. Mi madre nunca estuvo de acuerdo con mi decisión, ya que ella quería para mí una vida de casada para poder darle nietos, siendo yo su hija única era lo menos que esperaba de mí.
Afortunadamente tuve siempre el apoyo de mi padre, fue mi entrenador y admirador número uno hasta el día de su último aliento, mismo día en el que publicaron los resultados de la admisión a la escuela militar. Aún sin enterarse de los resultados, él estaba seguro de que yo había entrado sin problemas. En esa época acababa de cumplir 15 años, pero en mi mente la única cosa que tenía en claro era que quería ser como mi padre. Quede seleccionada de entre 200 aplicantes, como una de las primeras. Al graduarme ya con 20 años y estaba lista para servirle a mi región.
Hoy, 5 años después, por fin obtuve mi oportunidad. Al llegar a casa lo primero que hice fue abrir un llamativo sobre color púrpura, en donde venía mi carta de aceptación a la fuerza y mi boleto de ida a bordo del SkyRocket, un tren bala aéreo con destino a Tanawue, ciudad aún más grande que Hito, situada justamente en el centro de todas las regiones. La emoción no cabía dentro de mí, empecé a gritar, saltar y hasta a dar vueltas por todo el apartamento, llamando la atención de mi bebé mantícora mascota, Zion.
—¡Nos vamos a Tanawue! —exclamé con alegría, tomándolo en brazos para volver a saltar.
Esa misma tarde empaque las pocas cosas que tenía y me dirigí a la estación. En la carta explicaban que allá tendría un lugar donde quedarme hasta que me encontrara un apartamento propio, por el momento estaría viviendo en la base de la fuerza. Por mi estaba bien, lo que sea con tal de poder empezar a trabajar lo más pronto posible.
Tan pronto llegué a Tanawue me apresuré a tomar mis maletas, la caja contenedora de Zion y emprendí mi camino hacia una de las salas de espera para buscar a la persona encargada de llevarme a la base. Mientras más caminaba, más empezaba a darme cuenta de que tan diferente era esta ciudad, ya que no era parte de una región en específico, varias especies conviven unas con otras. Divise especies que ya conocía por medio de libros y otras que nunca había visto en mi vida. En el camino pasé a varios Rákshasas o gente tigre, a Nekojins, también conocidos como gente gato, sobre los que había estudiado hace algunos años que también pude ver fueron Birdfolks, gente pájaro, entre muchas otras especies. Me sentí bastante intimidada, pero eso no me detendría para lograr mi objetivo.
—¡Anastasia! —gritaron en la distancia, pero debido a tanta gente no pude ver de quien se trataba—. ¡Anastasia, por aquí! —de repente, sentí como una ráfaga de aire me envolvía y empujaba hacia la salida. Aun sin entender, solo seguí caminando, una vez afuera la ráfaga se detuvo y delante de mí apareció una chica alada—. Siento haber tenido que hacer eso, pero hay demasiada gente a esta hora para abrirme el paso entre todos—ella solo sonrió, aún sin aclararme quién era, pero supuse que sería a quien enviaron por mí.
—De acuerdo…—la mire fijamente, evaluando su piel blanca como nieve, cabello del mismo color, ojos increíblemente azules y las notorias alas azul cielo—. Bueno, al parecer ya conoces mi nombre… ¿Cuál es el tuyo?
—Oh, lo siento—sus alas comenzaron a moverse erráticamente, haciéndola flotar—. Mi nombre es Sirdeyu, como quizá ya te diste cuenta soy una sílfide o espíritu del aire—hizo una leve reverencia—. Yo seré tu guía por el día de hoy.
—Mucho gusto, la verdad nunca había visto a alguien de tu especie… Eh…—traté de recordar su nombre—. Sir… ¿Sirdaya? —la mire apenada—. Perdona, no soy muy buena con los nombres.
—No te preocupes, puedes decirme Siry—tomo una de mis maletas—. Vamos, tenemos todo el día para conocernos y para mostrarte alrededor—se acercó a una camioneta gris, puso mis cosas en el maletero y la caja de Zion en el asiento de atrás—. ¡Vamos a la aventura!
Se metió directamente al trafico, sin decirme a donde se dirigía, supongo que a eso se refería con aventura. Solo me bastaron 5 minutos para ver lo movida y moderna que era la ciudad, muchas tiendas de ropa, restaurantes y demás locales que no lograba distinguir. Siry se detuvo al ver autos amontonados en una luz roja, ella solo suspiro y se volteo a verme.
—En la base me contaron un poco sobre ti, pero nunca me dijeron que fueras tan linda—la mire extrañada ante su comentario—. Me refiero a que no parece que vayas a trabajar en la fuerza—respondió algo nerviosa.
Era cierto que había heredado la belleza de mi madre, pero con el carácter de mi padre.
Mi cabello castaño y ojos amielados no quitaban lo terca e impaciente, según propias palabras de mi progenitora.
—No te preocupes, ya sé a lo que te refieres y déjame decirte que no eres la primera en mencionarlo—reí levemente—. De hecho, por ese prejuicio estuvieron a punto de rechazar mi aplicación para la escuela militar.
—No era mi intención, lo siento mucho...—Siry parecía realmente apenada, no la culpaba ya que no era la única en ver mi apariencia y pensar que no tiene sentido mi opción de trabajo. Luego de eso solo decidí cambiar el tema para evitarle más vergüenzas. Pude sacarle bastante información a la chica, al parecer su trabajo era el de secretaria del general a cargo del nuevo equipo y según me dijo, es 5 años menor que yo.
Fue una charla amena durante todo el camino hasta que por fin llegamos a un edificio a las afueras del área comercial de la ciudad, donde la mayor parte del terreno eran viviendas de todo tipo. Al irnos acercando pude apreciar la estructura, la cual parecía que era tanto antigua como moderna, ya que tenía un look de época pasada, pero las remodelaciones tecnológicas la hacían parecer recién construida. Detrás del edificio había varias cúpulas de color plata con ventanas, las cuales supuse serían nuestra vivienda temporal.
—Bien, ésta es tu estación personal, nosotros te proporcionaremos todas las comodidades hasta que puedas encontrar un lugar propio—Siry le pidió a una esfinge, a la cual se refirió como Mila, que cargara las maletas hasta la estación—. Nosotras iremos a presentarte frente al general para hacerle saber que ya te instalaste—sin dejarme decir nada, me condujo hacia el interior del edificio principal.
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@Mr. Z (vz8)
Buenas buenas, bienvenido a mi mundo <3 Soy una persona con TID Tengo 18 años. Padezco de aterosclerosis, cualquier contribución se usara para tratamiento y medicina, gracias por leerme.
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