@Angela_Borbon
May 20, 2019 Chapter 3
Una vez terminado el recorrido, Sirdeyu se desvaneció en el aire explicando que tenía papeleo por hacer. Tal como dijo ella, se me asignó un vehículo para poder moverme por la ciudad, lo cual decidí hacer esperando familiarizarme con los alrededores. Me dirigí a la cochera que Siry había mencionado antes, al llegar me di cuenta de lo movida que era la vida en ese trabajo, al igual que en la sala de computadoras que visitamos, la gente caminaba de un lado a otro con determinación.
Antes de irse, Siry me había dejado un manojo de llaves, todas etiquetadas, una era para mí estación, otra para unos casilleros a los que me apuntó para ir por mi uniforme mañana, otra para la lavandería, para el elevador, etc. Entre todas se encontraba una llave etiquetada con el numero ''0335''. Busqué a mi alrededor, pero los vehículos no parecían tener lugar para meter una llave, de hecho, se veían totalmente diferentes de los de Hito. No me quedó más opción que acudir a otra persona por ayuda, pero sería difícil poder distraerlos de su ajetreado día. Pasaron al menos 20 minutos en los que intenté llamar la atención de varias personas, pero al parecer pedir ayuda en un lunes a las 2:30 de la tarde es muy mala idea en este lugar. Cuando estaba a punto de rendirme y regresar a mi estación a lo lejos, una pequeña luz azul se divisaba por encima de la multitud, acercándose a mí.
Con la esperanza de que se detuviera, alcé mi mano a la altura por la que volaba la pequeña luz, que ya un poco más cerca me di cuenta de que era una flama azul, haciendo que por accidente chocara y cayera sobre mi cabeza.
—Oh, lo siento... ¿Te encuentras bien? No fue mi intención lastimarte—tomé a la pequeña flama entre mis manos, esperando no quemarme—. Solo necesito direcciones en cómo manejar estos extraños vehículos—al contrario de lo que pensé hace un momento, su flama era bastante fría.
Cuando se le había pasado la confusión debido al choque, saltó de mis manos para quedar flotando en el aire. Su flama se fue haciendo más grande hasta revelar su forma humanoide, un chico de piel pálida como la de Siry, ojos completamente negros y cabello azul en llamas. No parecía trabajar aquí, dado que vestía un camisón blanco y no tenía zapatos.
—Tú debes ser la chica nueva—me sonrió—. Si no lo fueras, hubieras sabido que no debes detener a un Bluecap en un encargo—suspiró, señalando un sobre en su mano—. Bueno, en cualquier caso, déjame presentarme... Mi nombre es Rimini, soy encargado de los encargos, por muy redundante que suene.
—Yo soy Anastasia, otra vez, lamento haberte detenido...—le enseñé el manojo de llaves—. Pero de verdad necesito ayuda con esto, al menos hasta que aprenda a hacerlo por mí misma.
Me miro indeciso al principio, pero luego de unos momentos, volvió a sonreír.
—De acuerdo, te enseñaré a conducir... Pero con la condición de que me dejes conducir primero—su sonrisa y expresión juguetona me hacía pensar que por alguna razón no lo dejaban conducir, pero también podría ser el hecho de que disfruta de hacerlo, de cualquier modo, tenía que aceptar si es que quería explorar la ciudad.
—Está bien, solo... enséñame—le pasé las llaves y las tomó emocionado—. No hagas que me arrepienta de habértelas dado.
—No te preocupes, arrepentimiento es lo último que vas a sentir...—ni siquiera habíamos entrado al auto y ya estaba temiendo por mi vida. Rimini tomó mi mano y me arrastró al área de los vehículos, deteniéndose junto a un auto blanco con el numero ''0335'' pintado en color rojo en la puerta del piloto—. Bien, ahora usaremos tu mano para abrir la puerta...—acercó mi mano a la ventana, pero no pasó nada.
—Uhm... ¿Debería estar sucediendo algo? —dije mirándolo confundida por un momento, hasta que llevó mi mano cerca de su cara para revisarla.
— ¿Hace cuánto llegaste? —preguntó sin dejar de ver mi mano. Le expliqué que había llegado esa mañana—. ¡Todo tiene sentido ahora! —exclamó—. Necesitas ir con Yava—acto seguido se volvió a convertir en flama, pero ahora podía oír su voz, como un leve eco—. Sígueme, te guiaré a su oficina.
Luego de un rato de seguir a Rimini por varios pasillos, llegamos frente a una puerta con el nombre ''Yava, I.A.''. Rimini, volviendo a su forma anterior, sonrió mientras tocaba la puerta, la cual se abrió por si sola momentos después. El chico entró como si la situación fuera la más normal del mundo, tomando mi mano de nuevo para obligarme a entrar, fui arrastrada hasta una habitación totalmente negra con un fondo de un cielo estrellado y en el suelo, justo en el centro, estaba una pequeña esfera irradiando una tenue luz.
— ¿Que se supone que hacemos aquí? —lo miré confundida.
—Salúdalo—dijo como si fuera obvio.
— ¿Saludar a quién? No hay nadie aquí—Rimini rodó los ojos, y de brazos cruzados, con la cabeza apuntó a la esfera—. De acuerdo...—suspiré—. ¿Hola... Yava? —la esfera se iluminó aún más, dejando ver un holograma que formaba una figura humanoide transparente sin facciones, lo único que destacaba de Yava era el hecho de que no tenía ojos y que era el doble de mi altura.
—Hola, AK1. Dime, ¿cómo puedo ayudarte hoy? —me quedé sorprendida de que supiera mi nombre.
— ¿Como es que sabes quién soy? —me acerqué más al holograma.
—El general me informó de tu llegada. Además de que te he escaneado cuando entraste a la habitación. Nombre: Anastasia Marie Karev. Humana. Hija primogénita de Richard y Grace Karev. Tipo de sangre: ABR+ y no tienes ninguna enfermedad conocida hasta el momento—sacudí la cabeza ante el shock—. ¿Algo más que quieras saber?
—Yava, Ana viene para obtener su pase, lo necesitamos para poder usar un auto—se acercó Rimini—. ¿Podrías dárselo?
Yava lo examinó un segundo y contestó con su voz levemente robótica—Rimini Young, no estas autorizado para usar los vehículos oficiales—la habitación se volvió roja—. Acceso denegado.
—Uhm... ¿Que hay sobre mí? ¿Tengo acceso a los vehículos? —me coloqué frente a Rimini. Yava me miró fijamente, la habitación volvió a su fondo negro de estrellas y asintió.
—AK1, acceso concedido. Favor de extender tu brazo—obedecí. Del suelo salió un tentáculo metálico con una aguja en la punta—. Esto podría causar incomodidad al inicio, puedes reportar cualquier problema a la enfermería central—segundos después sentí un piquete en el antebrazo derecho, la aguja se había insertado en una de mis venas—. Has sido proveída con un microchip, ese es tu pase de acceso. Con el podrás usar los vehículos y acceder a las salas correspondientes a tu nivel de autorización.
—De acuerdo... Gracias, Yava—toqué el lugar donde había sido inyectada, cuando de repente una pantalla apareció siendo proyectada de mi mano—. ¿Qué es eso?
—Es tu comunicador, lamento no haberte informado antes—Yava se acercó y toco la pantalla que seguía en mi mano, mostrándome un menú—. Es como una computadora, aquí recibirás noticias, avisos, mensajes y demás cosas por parte del general y otros miembros de la fuerza.
—Te daré mi código para que puedas llamarme cuando necesites—Rimini tocó la pantalla, registrando un número con el cual hizo aparecer una foto suya—. Listo... Ahora nos podemos ir—susurró levemente, supongo que no quería que Yava lo escuchase.
—Bien... Eh, gracias de nuevo, Yava—toqué el chip otra vez, logrando apagar la pantalla.
—De nada, ha sido un placer asistirla—hizo una reverencia—. Si ha quedado satisfecha con la asistencia, despídase para apagarme.
—Adiós, Yava...—el holograma volvió a la esfera, dejando la habitación en oscuridad de nuevo. Salimos de ahí para poder volver a la cochera y continuar con nuestra aventura.
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