@Angela_Borbon
May 20, 2019 Chapter 2
Pasamos por la recepción, capturando las miradas y murmullos de algunos individuos, al preguntarle a Siry sobre aquella reacción cuando llegamos al elevador, ella explico que mi padre había sido un agente importante en la fuerza, aun más importante de lo que yo creía. No me sorprendía, ya que él había trabajado arduamente para conseguir este trabajo y todavía más para subir y mantener su puesto.
—Todos aquí tienen anécdotas con tu padre, fue una pena cuando nos enteramos que había muerto... Quisimos ir a su funeral, pero sabíamos lo privada que mantenía su vida personal—cierto, siempre fue un hombre reservado, de hecho a su funeral solo fueron sus compañeros de equipo y el general—. Lo conocí poco tiempo, pero se notaba que era un buen hombre...
—Si, lo era—la corté, ya que si seguía hablando sobre él terminaría llorando, y no quiero llorar en el primer día de trabajo—. ¿A donde vamos?
—Oh, iremos primero con el general, después te daré un recorrido por el edificio para que empieces a familiarizarte con los alrededores—asentí en señal de entendimiento y ella prosiguió—. Mañana empezaras a trabajar, por hoy es solo reconocimiento del área y la ciudad. Considéralo un día libre, si necesitas que alguien te lleve a algún lugar o si puedes conducir solo tienes que ir a la cochera y ahí te podrán ayudar—volví a asentir.
El paseo en elevador fue largo, al parecer este edificio era más grande de lo que parecía por fuera. Por fin llegamos al último piso, las puertas se abrieron para dejar ver una amplia habitación con computadoras y hologramas por todos lados, dejándome completamente sorprendida. Había gente caminando por todo el lugar, obviamente ocupados con sus propios trabajos, y no fue hasta que Siry llamó la atención de todos ahí que se dieron cuenta de quien se trataba.
— ¡Es la hija de Karev! —escuché decir a algunos. De repente, todos se alinearon frente a mi y empezaron a darme la mano, presentándose. Estaba un poco abrumada por tanta atención a la que no estaba acostumbrada, pero todo esa escena fue interrumpida por el general, el cual caminó hasta mi.
Se trataba de un Birdfolk del norte, sus plumas color plata resaltaban con el uniforme azul marino que llevaba, lo observe detenidamente, fijándome en el parche que cubría uno de sus ojos negros. De su uniforme colgaban varias medallas de oro y otras de plata, entre las cuales estaba bordado el nombre "Vogel" en hilo dorado.
—Bien... —habló con voz profunda y ronca—. Así que usted es la hija de Karev—me evaluó con la mirada—. Ojala sea mejor que su padre, espero grandes cosas de usted, soldado AK1—llevó su ala a su frente y me saludo a modo militar—. Ahora, vaya a terminar el recorrido de la base...—antes de que me pudiera ir, tomo mi brazo—. Que toda la fama de su padre no se le suba a la cabeza, tiene que construir su propia reputación basada en sus propios méritos, no los de alguien más.
Después de eso solo se dio la vuelta y volvió de donde vino, dejándome confundida. Todos los demás soldados lo saludaron mientras pasaba, bajando la mirada en modo de respeto. La habitación entera se quedo en silencio algunos momentos, para luego volver a trabajar como si fueran robots.
— ¿AK1? —miré a Siry.
—Va a ser tu nombre el resto de tu estadía aquí, son las siglas de tu nombre, Anastasia Karev y el ''1'' es por ser primera y única hija de Karev. Así se les identifica a los soldados en la fuerza—explicó ella—. Uhm... Sigamos con el recorrido—parece que hasta Siry se quedo sorprendida por la actitud de su jefe—. Disculpalo, solo esta teniendo un mal día—trató de excusarlo—. Cuando convivas con él veras que es un lindo pajarito en su interior.
Cuanto más tiempo pasaba con Siry, más me daba cuenta que su actitud era inusual para este ambiente de trabajo, tiene esa esencia por la que son conocidas las hadas, felicidad ilimitada, aunque solo había leído sobre su comportamiento.
—Siry, puedo manejar su actitud, no te preocupes...—era como si su misión fuera que yo me sintiera cómoda en la base—. Si no fuera capaz de defenderme, no habría elegido entrar a la fuerza.
Ella asintió en señal de entendimiento y siguió caminando devuelta al pasillo. Dimos una vuelta alrededor, Siry me mostró más oficinas, presentándome en cada una de ellas, me llevo hasta la cafetería, a la sala de descanso y finalmente al campo en entrenamiento. En este último se podían ver a varias especies haciendo ejercicios en unas maquinas de las cuales colgaban pesas, en otra parte había gente dando vueltas alrededor de una pista y una piscina.
—Puedes venir cuando quieras a entrenar, también hay un gimnasio dentro del edificio con más maquinas—Siry inhalo y exhalo lentamente—. A la mayoría le gusta el campo abierto, les relaja más que estar entre cuatro paredes—ella señaló a una parte especifica del campo—. Ahí entrenan a las mascotas de los soldados, si gustas Zion podría aprender algunas cosas.
—Lo pensaré, pero no creo que este dispuesto a ir a una escuela de entrenamiento—de hecho, no creo que haya convivido con ningún otro animal en toda su vida desde que lo adopte, quizá sea bueno para él.
—Y ahora, la última parte del recorrido...—tomo mi mano y rápidamente cruzamos el campo hasta llegar a un pequeño bosque, prácticamente me arrastró todo el camino sin decir ni una palabra. No fue hasta que volvimos a salir a campo abierto que habló de nuevo—. Aquí es a donde la mayor parte de la fuerza viene cuando buscan respuestas a cualquier situación.
Subimos a una colina, una vez arriba pude ver el panorama. Tumbas. Siry me había traído a un cementerio.
—Uhm... ¿Que hacemos aquí? —ella solo miraba a la distancia en silencio.
— ¿Ves esa capilla al borde del cementerio? —dirigí la mirada a donde ella señalaba y asentí al ver una capilla hecha de mármol completamente blanco—. Cuando nos enteramos de lo que paso con tu padre, hablamos con tu madre y ella estuvo de acuerdo en traer las cenizas de Karev para ponerlas ahí—me quedé estática, mi madre dijo que había dejado sus cenizas junto a las de mis abuelos...—. Si algún día buscas inspiración o iluminación, ven a hablar con él.
Inhale y exhale como lo había hecho previamente Siry.
— ¿Fue demasiado haberte enseñado esto? —dijo y me miró, pero no despegue la mirada de la capilla. Solo negué con la cabeza.
—Fue justamente lo que necesitaba...
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