@Cinthia_Ruiz
San Francisco
Nov 20, 2018 Chapter 4
Alice
Han pasado tres años desde que nos convertimos en vampiros, intentamos seguir con nuestras vidas pero, es un poco difícil.
He intentado controlarme y solo me alimento lo necesario para seguir con vida, aunque a pasado tiempo desde mi transformación y la primera vez que me alimente, aun no me gusta beber sangre, me parece algo desagradable.
Es complicado encargarme de cuidar a mi familia, ya que alimentarse es lo primordial para ellos, para poder cuidarlos tuve que tomar decisiones y hacer pequeños sacrificios, como dejar mis estudios, amigos, y con ello todo lo demás que era importante para mi. La vida de mis padres y Susan siguen siendo normales, aunque la mía a cambiado por completo, tengo que encargarme de ellos para que no le hagan daño a los humanos ya que hemos tenido que cambiarnos de ciudad varias veces por su indiscreción. Algo que me provoca un poco de tranquilidad es que me obedecen, me convertí como en su madre, la cual tiene que cuidarlos y protegerlos todo el tiempo ya que la sed se apodera de ellos.
En este tiempo nos percatamos de que contamos con dones.
Mi padre tiene el don de la visión, puede saber el don de otros vampiros.
Mi madre tiene un don un tanto extraño, puede saber cuándo dicen la verdad o mienten.
Susan puede controlar el fuego, haciendo que este incremente o disminuya a su antojo.
Mí don es un tanto complicado, extraño. Por lo mismo tarde un poco en descubrirlo. Cuando toco a un vampiro puedo copiar su don. Cuento con seis dones, el primero no se de que vampiro lo pude haber obtenido, desde siempre lo he tenido, en ocasiones, cuando dibujo (ya que es uno de mis pasatiempos favoritos) puedo dibujar y descubrir el presente o el futuro.
Gracias a Susan descubrí mi don, ya que un día mientras ella pasaba un momento difícil, en el cual odiaba su nueva vida y en lo que se había convertido, la abrace, con un simple abrazo sentí algo extraño recorrer mi cuerpo, lo cual me sobresaltó enseguida. Al día siguiente mientras observaba como Susan intentaba controlar el fuego y tener un mayor manejo de su don, eleve mi mano derecha, y sin siquiera pensarlo, quite la bola de fuego de las manos de Susan, atrayéndolo hacia mi, me pareció fascinante ese sentimiento de tener el control. Al comentarlo con nuestros padres, ellos insistieron en que los tocara, descubriendo que también había obtenido sus dones.
Al igual tuve la oportunidad de conocer a dos maravillosos y buenos vampiros, los cuales en poco tiempo se convirtieron en unos excelentes amigos. Obtuve sus dones, un escudo mental, que me permite proteger a todo aquel que quiera, y que se encuentre cerca de mí o en mi campo de visión. Y el don de la ilusión, con el cual puedo lograr que otros vean o tengan la ilusión de estar en algún lugar o situación, cualquier cosa que yo decida mostrarles.
Mi don me agrada, ya que es poco usual, especial. Pero de igual manera evitó usarlo, prefiero mantener distancia y estar aislada de los demás, evitando obtener más dones de los que puedo manejar. Mi decisión de no probar sangre de ningún tipo, más que para subsistir o cuando sea necesario, me limita demasiado, mis habilidades y mis dones no tienen el mismo efecto o la misma fuerza que un vampiro convencional.
En el pasado odiaba tanto en lo que me había convertido que en una ocasión decidí no alimentarme mas, meses sin alimentarme, ¿Mi propósito? dejarme morir. Mis padres no estuvieron de acuerdo con mi decisión, por lo cual en ocasiones me obligaban a alimentarme interfiriendo en mi objetivo.
Con el tiempo el conocer a otros vampiros fue algo normal para nosotros, viviendo entre los humanos, fingiendo ser uno de ellos, tan parecidos que el distinguir ambas razas era complicado. Muchos deciden compartir su inmortalidad con su pareja o en pequeños grupos, que pronto se convierten en amigos, familia. Nosotros intentamos hacer lo mismo y ser parte de algo, sentirnos aceptados por los nuestros, pero fue imposible. La mayoría aceptan su naturaleza, bebiendo sangre humana, con la mentalidad de ser superiores a ellos, sintiendo el derecho de alimentarse y deshacerse de los humanos como si solo fueran basura, con lo cual estamos en contra y por lo mismo no obtenemos la aceptación de ningún grupo.
Todos los días pienso en lo que hemos pasado, quisiera aferrarme a la idea de en lo que me he convertido y aferrarme a la realidad.
—¡Alice!— Alguien grita desde la sala sacándome de mis pensamientos.
— ¿Qué pasa?—Respondo mientras camino apresuradamente hasta la sala.
—He hecho algo terrible—Comenta Susan entre sollozos.
—¿Qué hiciste?—Pregunte enseguida, un poco asustada mientras la tomaba de los hombros.
—Ataque a un compañero del colegio—Comento aun llorando pero con su rostro hacia abajo, avergonzada.
— ¿Y lo mataste?—Pregunte temblando.
—Pude detenerme a tiempo, pero se desmayo, lo llevaron al hospital y tengo miedo que diga lo que le hice o que sospeche sobre mi, lo que soy...
—Ve a tu habitación y empaca tus cosas, nos vamos en 30 minutos—La interrumpí mientras buscaba el teléfono para comunicarme con mis padres.
—Está bien —Después de decir esto desapareció de mi vista.
***
Desesperada escuchando el molesto sonido del teléfono y mi madre que no se apresuraba a contestar.
—Hola.
¡Por fin se digno a contestar!
—Necesito que vengan a casa lo antes posible. Nos vamos, Susan ataco a un chico del colegio.
—Llegaremos lo más rápido posible— Colgó de inmediato.
Subí las escaleras hasta mi habitación, empaque lo necesario en una pequeña maleta. Baje y ya estaba Susan lista con dos grandes maletas, puse la mía junto a las de ella.
— ¿Que te sucede Susan? —Comento mi padre muy enojado al entrar a casa.
Rápidamente me acerqué a mi hermana, quedando frente a ella, intentando protegerla de mi padre quien estaba a punto de golpearla— ¿QUE CREES QUE ESTAS HACIENDO?—Grite mientras intentaba cubrir a mi hermana detrás de mi.
—¡Por su culpa tendremos que mudarnos una vez más, tendremos que dejar todo esto!—Gritaba como loco mientras se rascaba la cabeza desesperadamente.
—Ustedes no tienen ningún derecho de decir nada, ¿O ya olvidaron lo que hicieron?—Después de lograr que los recuerdos y sus malas acciones llegaran a su mente, decidieron guardar silencio.
Ya han pasado tres años desde que nos transformamos pero mi familia aún no aprende a controlarse y menos cuando se trataba de la sangre humana. Su falta de autocontrol es inaceptable.
—Tengo que salir, empaquen todo lo que puedan y súbanlo al coche—Comente mientras buscaba mi celular.
— ¿A dónde vas?—Pregunto Susan un poco asustada por el hecho de que la dejara sola con mis padres.
—Tengo que hacer algo antes de irnos.
— ¿Te vas a despedir de un chico?—Pregunto mi padre con una sonrisa que logró que mi mal humor empeorará.
—No digas tonterías—Arrugue la frente por su estúpida pregunta—Me voy, cualquier cosa me llaman a mi celular—Asintieron y salí de la casa.
Comencé a correr lo mas rápido que mis pies me lo permitían y conforme avanzaba, incremente mi velocidad con mi habilidad como vampiro, no me preocupaba el ser vista por los humanos, al ser tan rápida, ellos no logran verme por su débil visión.
***
Llegue al Hospital esperando encontrar al compañero de mi hermana y asegurarme de que su estado de salud fuera estable. Sin saber el nombre del joven, entre a urgencias, buscando habitación por habitación, percatándome que la mayoría de los enfermos eran adultos mayores.
Seguí buscando por cada uno de los pasillos, hasta encontrar a un chico sentado en una silla, usaba el mismo uniforme que Susan, así que supuse que el era el chico que buscaba. Su estado de salud es bueno, se veía despreocupado jugando con su celular, no había nadie con el y decidí acercarme.
—Hola.
—Hola—Respondió sin siquiera tomar un poco de su tiempo y observarme, seguía jugando con su estúpido celular.
— ¿Porque estás aquí si te ves saludable?— Pregunte amistosamente e intentando sonreír.
—Es que una chica de mi escuela me mordió—Comento apuntando a su cuello vendado.
— ¿Y porque crees que te mordió?—Tenía que asegurarme que no supiera o se imaginara que somos vampiros.
—Al parecer le gusto demasiado—Sonrió.
— ¿En verdad crees eso?—Estaba sorprendida.
—La verdad, no—Hizo una mueca—.Esa chica debe estar loca, por eso ahora mismo mis padres y la policía van a su casa.
En cuanto el chico comento que sus padres y la policía iban a casa salí de ahí lo más rápido posible, estando cerca de mi casa deje de correr, comprobando que no tendría que enfrentarme con los padres del chico y la policía, al no ver a nadie cerca, entre rápidamente y los busque.
—¡Papa, Mama, Susan!—Grite desesperadamente.
—Estamos en la cocina—Escuche la voz de mi madre.
Corrí hasta la cocina y ahí estaban, sentados— ¿Ya está todo en el coche?
—Si, ya está todo listo—Contesto mi padre.
—Bien, nos tenemos que ir, ahora. La policía y los padres del chico vienen para acá—En cuanto dije esto giraron a verme, su rostro delataba miedo.
— ¿Cómo sabes eso?
—Susan, después les explicó. Nos tenemos que ir, ahora—Se levantaron rápidamente y salimos de la casa—.Yo conduzco—Mi padre me entrego las llaves.
Subimos y conduje hacia la carretera, observe a Susan por el espejo retrovisor parecía estar triste.
—Susan—Llame su atención mientras veía al frente.
—Sí, ¿Qué pasa?
—¿Podrías buscar un lugar donde podríamos vivir?
— ¿En verdad quieres que yo escoja un lugar?—Pregunto sorprendida.
—Si, pero que sea un lugar lindo y tranquilo—La observe por el espejo, sonrió.
—Está bien, buscare algo—Tomo su celular y comenzó con su búsqueda.
Seguí conduciendo por treinta minutos. Susan había encontrado un lugar perfecto igual al que le había dicho, un lugar tranquilo y muy cerca se encontraba un bosque en el cual podríamos ir a alimentarnos sin ningún problema. San Francisco era el nombre de la nueva ciudad donde viviríamos, estaba un poco alejada así que decidí conducir sin hacer muchas paradas, tardando tres días en llegar, estaba sumamente exhausta al no dormir lo suficiente y por conducir por tres días seguidos, pero de esa manera no me arriesgaría a que nos alcanzaran, en caso que nos estuvieran buscaron.
En el camino Susan me pregunto el cómo me había dado cuenta que la policía y los padres de Bryan (Así se llama el chico que Susan ataco) iban por ella, tuve que contarle que había ido a verlo, ella estaba preocupada por el así que trate de consolarla diciendo que el chico estaba bien.
Al parecer ya habíamos llegado a San francisco, entre a un pequeño y desgastado camino en medio del bosque, a lo lejos se veía la hermosa ciudad, gire a ver a mis padres y a Susan, los cuales dormían pacíficamente.
— ¡LLEGAMOS!—Grite, todos se sobresaltaron al escucharme.
—Ahora hay que buscar un hotel para descansar, después buscamos una casa la cual podamos rentar o comprar –Comento mi padre despreocupado mientras bostezaba, no le preocupaba gastar dinero ya que tenemos un buen estatus económico.
Buscamos un hotel, nos registramos y pedimos dos habitaciones, una para mis padres y otra para Susan y yo. Entramos a nuestras habitaciones, me deshice de los tenis, los lance al piso y me tire a la cama, estaba demasiado cansada, cerré los ojos y disfrute de una cómoda almohada que me hacia sentir como en las nubes.
Desperté, busque mi celular y eran las siete de la tarde me puse mis tenis y busque a Susan pero no estaba en la habitación, me senté en la orilla de la cama y vi que junto a la televisión había una nota.
Alice fuimos a conocer la ciudad.
PD: No te preocupes por nosotros, estaremos bien.
Después de leer la nota encendí la televisión, pero por más que trate de distraerme no pude hacerlo, y no era que me preocupara que les pasara algo, sino que le hicieran daño a alguien más.
Apague el televisor y tome mi celular del mueble de madera, salí del hotel comenzando a caminar sin rumbo alguno, pero si con una pequeña esperanza de encontrarlos. Se estaba oscureciendo y eso me preocupaba aún más, camine durante una hora y no los encontré así que decidí regresar al hotel para esperar a que llegaran, de repente sonó mi celular, lo saque de la bolsa del pantalón y pude ver que era Susan.
— ¿Susan, dónde están?
— Fuimos a conocer la ciudad, ¿Y tu dónde estás?
—Salí a buscarlos, ¿Ya llegaron al hotel?
—Llegamos hace un momento, te hemos traído algo de cenar—Comento nerviosa, se había dado cuenta que estaba enfadada.
—Cenen ustedes, caminare hasta el hotel así que tardare en llegar—Comente mientras caminaba por la calle, al parecer ya era tarde porque la mayoría de los locales se encontraban cerrados, todo menos bares y centros nocturnos.
—Si quieres podemos ir a recogerte—Escuche como le gritaba a mi padre.
—No es necesario, quiero caminar un poco y estar sola—Después de decir esto colgué y apague mi celular, sabía que seguiría insistiendo.
Me hacía falta estar sola para poder pensar, debía buscar un lugar donde vivir, estar al pendiente de Susan y que no atacara a otro humano... El lugar era tranquilo y eso me gustaba, logrando que la idea de vivir aquí comenzará a agradarme, por lo mismo si quiero quedarme más tiempo tengo que encargarme de mi familia.
Seguía admirando la ciudad, aunque ya todo estaba cerrado pero me relajaba el silencio que eso generaba, últimamente había estado un poco estresada y con todo lo que había pasado hoy creo que estaba empeorando.
Mientras caminaba silenciosamente observando solo hacia el frente sentí como alguien me jalo del brazo con fuerza, por inercia gire y me golpee con el pecho de alguien, observando un hombre de unos treinta años con una mala pinta y un notable olor a alcohol.
—¡Chicos, miren lo que me encontré!—Grito mientras sonreía y me veía atentamente.
Atrás de él se encontraba un callejón, se escuchaba como de él sobresalía la música, de donde salieron dos hombres más, tenían más o menos la misma edad que el que me tenía agarrada del brazo solo que estos eran demasiado grandes, bueno o eso me parecía ya que yo no soy muy alta, mido uno con sesenta y dos centímetros, y esos hombres casi median los dos metros y sin contar que eran robustos. Vi que se acercaban y entonces tome la mano del hombre que me tenía agarrada y la retorcí, este empezó a gritar y cuando lo solté se dejo caer sobre el suelo, al parecer le había dolido demasiado y ni siquiera había usado mi fuerza.
Me burle de él y seguí caminando o eso intente ya que llegaron los otros dos hombres y me sujetaron uno de cada brazo, mientras el otro se levantaba del suelo quejándose por el dolor en su mano. En ese momento pasaron dos chicos como de diecisiete o dieciocho años, eran altos pero un poco flacos y se notaba que no tenían ni una pizca de fuerza.
— ¿Estas bien?—Me pregunto uno de ellos al ver cómo me sujetaban esos dos hombres.
—Cómo puedes ver estos tipos me están molestando—Respondí mientras intentaba zafarme.
—Suéltenla—Grito el otro chico.
—Porque no se largan— Comento uno de los que me sujetaban mientras sacaba una navaja de la bolsa del pantalón.
Los dos chicos se asustaron y retrocedieron mientras compartían miradas—Lo siento, no queremos problemas—Se disculpo uno de ellos y se marcharon a gran velocidad.
—Al parecer no te ayudaran linda—Comento burlonamente el hombre al que le había lastimado la mano.
—No necesito su ayuda, pero ustedes si que la necesitaran—Sonreía con malicia.
Se acerco lentamente hacia mí, cuando lo tuve lo bastante cerca eleve mi pierna hacia él, golpeándolo con fuerza en la entrepierna. Uno de los tipos que me sujetaba golpeo mi rostro, no sangre, pero sentía como mi mejilla ardía un poco por el golpe. Esto hizo que me enfadara y sin ningún esfuerzo los tire al piso.
— ¿Está todo bien?—Pregunto alguien detrás de mí, su voz era grave y un poco ronca, una voz peculiar que lograba llamar la atención de cualquier persona.
Gire encontrándome con el dueño de aquella voz, un apuesto chico, alto, cabello castaño claro, un poco largo y desordenado, sus ojos verdes eran hermosos, y vuelvo a repetirlo muy atractivo y con un físico que cualquiera envidiaría. Moví la cabeza de un lado a otro, me recrimine mentalmente por pensar tonterías y le di la espalda ya que seguramente el correría igual que los otros chicos, me acerque a los tres hombres ya que pensaba vengarme de ellos, darles una lección para que no volvieran a molestar a ninguna chica.
Los tres sujetos se reincorporaron del suelo, sacaron sus navajas y se preparaban para atacarme con ellas.
— ¿Porque no arreglamos esto hablando?—Comento el chico de antes, me sorprendió bastante la rapidez con la cual llegó hasta mi y me coloco detrás de él para protegerme.
—Chicos que les parece si primero nos encargamos del entrometido y después nos divertimos con la chica—A los tres se les dibujo una enorme sonrisa, asintieron.
Los tres se lanzaron al chico, como cobardes dos de ellos lo sujetaron de los brazos y el otro lo golpeaba en el rostro. No pude dejar que lo lastimaran y menos por defenderme, así que toque el hombro de uno de ellos, llamando su atención, giro hacia mí y lo golpe en el rostro, y creo que se me paso un poco la mano porque el hombre calló al suelo inconsciente.
El atractivo chico le propino una patada en el estómago al que lo golpeaba en el rostro, asiéndolo caer al suelo y al tercero lo golpeo de la misma manera que yo. Se levantaron del suelo y ambos nos preparamos para seguir con los golpes, pero esos sujetos retrocedieron, cargaron al sujeto aún inconsciente y se alejaron con rapidez.
— ¿Estas bien?—Me sorprendí un poco cuando tomo mi barbilla y la elevo para poder ver la herida que se encontraba en mi rostro. Debía admitirlo, su cercanía me puso nerviosa, una extraña sensación atacó a mi cuerpo al observar sus labios carnosos y rosados, al sentir el tacto de su mano en mi piel fría.
Le di un leve golpe en la mano para que me soltara, no se porque pero mi acto le causo gracia, una fugaz sonrisa apareció en su rostro.
—Si, estoy bien ¿y tú te encuentras bien?—Pregunte al ver que él también tenía algunos golpes y heridas en el rostro.
—Si, no es nada—Comento haciéndose el fuerte e interesante.
—Si como digas, Supermán—Volvió a reír—. Te agradezco que me hayas ayudado y siento que te hayan lastimado.
—No te preocupes, ten más cuidado y más por estas calles.
—Gracias tendré más cuidado, bueno ya es muy tarde y tengo que irme—Moví mi mano de un lado a otro mientras caminaba hacia atrás.
—Adiós—Dijo mientras observaba mi rostro de una manera extraña, como si pretendiera grabárselo en la memoria y no olvidar cada detalle de él.
—Adiós. Y tú también ten cuidado, debe haber muchas chicas locas y ebrias por aquí, no te vayan a robar— En esta ocasión logre sacar una carcajada de su parte, lo escuche mientras se alejaba.
No tengo idea él porque, pero de pronto me sentía feliz, de buen humor. Quise pensar que el lograr hacer reír a otra persona con mis tonterías, era lo que me tenía de buen humor.
***
Llegue al hotel, al entrar a la habitación me encontré a mis padres y Susan esperando.
—Alice, ¿Qué te paso?—Mi madre se veía asustada y un poco sorprendida.
— ¿Porque?—Pregunte mientras caminaba hacia el espejo del baño. Cuando me vi en el, pude ver que tenía una herida en el labio pero esta no me dolía.
—Aun no a sanado—Susurre mientras me observaba en el espejo—Tuve un dilema con unos idiotas y me golpearon.
—Cómo va a sanar si no te has alimentado—Gruño mi padre—. ¿Cuándo fue la última vez que te alimentaste?
—No lo recuerdo, ¿Mas de dos semanas?—Respondí dudosa ya que en verdad no lo recordaba.
—Alice, la herida es muy grande y no sanara si no te alimentas—Comento mi madre enfadada mientras me veía la herida.
—Y... ¿No piensas contarnos que paso exactamente?—Gire hacia mi padre que se encontraba sentado en la cama.
—Cuando corte la llamada con Susan unos tipos me comenzaron a molestar.
—Y supongo que les diste su merecido.
—Eso pensaba hacer, darles un buen susto. Pero llego un chico y me defendió de ellos, golpee a uno pero sin usar mucha fuerza ya que el chico pensaría que era extraño—No se porque pero sonreí al recordar lo que ocurrido.
—Nos iremos a dormir, ya es muy tarde y mañana tenemos asuntos que atender—Comento mi padre mientras se acercaba a la puerta.
— ¿Van a salir mañana?—Pregunte por las palabras de mi padre.
—Mañana iremos a la casa de un hombre ya que nos dará trabajo, Susan explícale a tu hermana, nosotros estamos un poco cansados—Susan asintió un poco entusiasmada—. Alice, mañana tendrás que ir a alimentarte para que esa herida cierre rápido—Rodee los ojos ante el comentario de mi madre.
—Tal vez lo haga—Respondí y me encerré en el baño, sabía que me darían uno de sus sermones, y yo no tenía ganas de alimentarme y mucho menos de escucharlos.
— ¿Ya se fueron?—Susurre mientras observaba a Susan por un pedazo de la puerta.
—Si, pero se enfadaron por lo que has dicho.
No le tome importancia y salí del baño — ¿Qué haces?—Pregunte mientras me recostaba en la cama.
—Tengo que contarte algo—Se veía muy emocionada mientras dejaba a un lado su móvil.
—Es sobre el hombre que conocieron nuestros padres, ¿quién es y donde lo conocieron?—Me removí en la cama para observar a Susan.
—Te explicare, cuando íbamos en el coche, vimos un restaurante muy lindo así que decidimos entrar para comer algo, pero todas las mesas estaban ocupadas. Nos iríamos del lugar para poder buscar otro restaurante, pero un hombre detuvo a papá y nos invitó a comer con ellos. Nosotros aceptamos, nos llevó a su mesa y nos presentó a su familia, mi padre le contó al señor Montgomerie sobre él trabajo que tenían en la otra ciudad y han contratado a nuestros padres para que decoren y hagan algunos arreglos para su casa—Me contaba con mucha emoción y una sonrisa en su rostro.
— ¿Es extraño no lo crees? ¿Y por eso estas tan contenta?
—No tonta es que tienen un hijo de mi edad y es muy guapo y lindo, su cabello es castaño, ojos azules, es en verdad hermoso, atractivo, caballeroso, gracioso, lindo... Todo un principe—Comento mientras brincaba en su cama y suspiraba fuertemente.
—Ya veo por qué estás tan contenta, ¿Y ahora estás hablando con él?—Sonríe y toma de nuevo su móvil, supongo que es un si.
— ¡INTERCAMBIAMOS NÚMEROS!—Grito.
—Veo que el chico te gusto, ¿Como se llama?—Hable en tono de burla mientras la golpeaba con mi almohada.
Ella sonrió al momento que su cara tomaba un color rojizo, como un tomate —Se llama Max.
—Bueno diviértete con "TU" Max y no te duermas muy tarde porque mañana supongo que querrás ir con mis padres para verlo de nuevo—.Me acomode en mi cama pero ahora dándole la espalda.
Max
— ¿Hola, que haces?—Pregunto mi hermano mientras entraba a la habitación.
—Mensajeo con una chica—Respondí mientras escribía rápidamente y tenia mi vista fija a la pantalla esperando a que respondiera.
— ¿Con una chica de tu escuela?
—La conocí por la tarde, cuando fui con mis padres a comer al restaurante—Lo observe, buscaba algo desesperadamente.
— ¿Que buscas?
—Mis audífonos, estoy seguro que los tomaste de mi habitación.
—Aquí están—Busco entre mis cajones hasta que los encuentro.
Él se acercó a mí y los toma—No piensas contarnos que te paso, porque llegaste golpeado.
—Yo también conocí a una chica hoy—Se sentó en la orilla de la cama.
—En verdad, ¿Y ella te hizo eso?—Negó con la cabeza.
—Unos tipos la molestaban y la ayude ya que esos tipos pensaban aprovecharse de ella.
—Lo bueno es que Sebastián el príncipe azul llego al rescate, ¿Como era? ¿Estaba guapa?—Le pregunte acercándome a él.
—Nunca había visto una chica tan linda, además es graciosa y al parecer es fuerte, no le teme a nada y sabe defenderse, nunca imagine conocer a una humana como ella, y menos que me hiciera sentir tan bien a su lado, ni mucho menos me sacara tantas sonrisas en tan solo segundos.
—Te pregunte que si estaba guapa no como era su personalidad—Me cruce de brazos.
—Debo admitir que si era muy guapa y aunque vestía ropa holgada, pude ver que tiene buen cuerpo—Contesto mientras veía un punto fijo de la pared.
—¿Tú qué me dices de la chica que acabas de conocer?
—Mi chica está muy buena, ella tiene el cabello un poco largo ondulado y es de color castaño claro, sus ojos son de color café, y es muy linda seguramente en su anterior escuela era la más popular.
—Cuidado, no te vayas a enamorar.
—Ella es nueva en San Francisco así que tengo que hacer que se enamore de mí, ya cuando llegue otra chica nueva o me canse de ella la cambiare por otra.
—Tú siempre jugando con los sentimientos de esas chicas, pero algún día encontraras a alguien que te hará cambiar de opinión—Comento mientras salía de la habitación.
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