@Jucely_Hernández
El arte tiene muchas formas, y una de ellas es la escritura. Amo leer. PUEDES ESCRIBIRME CUANDO QUIERAS. Chiapas, México. -MARHERN.
SIN SENTIDO
Dec 22, 2018 Chapter 4
CAPÍTULO 3:
El autobús en que Chrystal iba, estaba ya casi a mitad de camino, cuando de repente el autobús se estacionó al mismo tiempo que el chofer informaba que había un problema con el motor y que no podría seguir el camino, todos los pasajeros tuvieron que bajar y a cada uno les devolvieron el dinero pagado de su pasaje; Chrystal bajó un poco molesta pues hacía un poco de frío y todo pintaba como que llovería. Llamó de nuevo a su madre, no contestó a la primera, esperó cinco minutos más y volvió a llamar; su mamá seguía sin contestar y Chrystal comenzó a preocuparse, pensando en eso estaba cuando vio que su madre ahora la llamaba:
- ¡Hola, mamá! ¿Estás bien? ¿ya saliste?
- Aun no, precisamente estaba pensando en llamarte cuando vi tu primera llamada, pero estaba hablando con un capacitador y no te pude contestar. -hizo una pausa breve y continuó- Tengo que capturar unos documentos más y hablar con el supervisor porque mañana se hará un simulacro, así que saldré más tarde, puedes cenar y no dormirte tan tarde hoy, yo en cuanto salga iré a casa, ¿de acuerdo?
- Está bien mami, cuídate, espero que termines pronto.
- Sí corazón, te amo.
- Y yo a ti mamá. -finalizó con una voz dulce.
Chrystal no quiso preocupar a su madre, así que decidió que era mejor no decirle nada. Ese era el último autobús que trabajaría ese día debido a las condiciones climáticas. Los demás pasajeros comenzaron a llamar a sus familiares y otros tomaban taxis, Chrystal vio en su cartera: aún con el dinero devuelto de su pasaje de autobús no era suficiente como para pagar un taxi. Pensó en llamar a su abuelo, pero vivía muy lejos y tardaría en llegar por ella, además tal vez ya estaba dormido. Por el contrario su padre vivía cerca pero sabía que no la ayudaría, que ni siquiera contestaría su llamada.
Pronto la calle empezó a hacerse solitaria, así que Chrystal comenzó a caminar. Nadie quería estar en las calles cuando la lluvia empezara, los autos que pasaban lo hacían con mucha prisa, excepto uno, Chrystal estaba tan concentrada en llegar a su casa que ni siquiera había notado ese auto que iba casi a lado suyo, hasta que el conductor habló:
- Buenas noches -por la voz se podría decir que era un hombre joven, tal vez entre 20 y 25 años. Chrystal no contestaba así que el conductor insistió- Buenas noches señorita -esta vez la voz se escuchó más fuerte, tanto que le provocó escalofríos a Chrystal.
- Buenas noches -contestó apenas volteando a ver el auto.
- Creo que aun está usted lejos de casa, si me permite puedo llevarla -dijo deteniendo el auto. Fue allí cuando Chrystal volteó a ver al conductor, y apenas podía hacerlo debido a la ventanilla del auto que únicamente le permitía a Chrystal observar los lentes oscuros que el conductor llevaba.
- Gracias, pero no quiero hacer que se desvíe de su camino. -contestó intentando terminar la conversación.
- De ninguna manera hará que me desvíe, no se preocupe, más bien permita me ayudarla a llegar con bien a su hogar, creo que pronto empezara a llover y el frío aumentará, no es bueno que una señorita esté fuera de casa a esas horas de la noche.
- Estaré bien, no se preocupe. -dijo Chrystal con una voz cortante.
- Está bien, por lo menos permita me dejarle esto, lo necesitará. -contestó el conductor quitándose el abrigo, bajó un poco más la ventanilla y extendió su mano con el abrigo.
- ¡Oh! Gracias, pero no creo que...
- Tome lo -dijo el joven interrumpiendo a Chrystal- Lo necesitará -eso último parecía una sentencia.
- De acuerdo. -fue lo único que dijo Chrystal mientras tomaba el abrigo.
El auto arrancó, pero a una velocidad demasiado lenta, como si el joven esperara a que Chrystal cambiara de opinión, mas bien como si supiera que Chrystal cambiaría de opinión. Ella se dio cuenta de que el conductor aun la observaba por el espejo retrovisor, así que bajó su mochila y se puso el abrigo. Al mismo tiempo que hacía eso se escuchó el estruendo de un rayo; continuó caminando, a los pocos segundos de esto la lluvia empezó. Chrystal vio que el auto que hace un momento le había ofrecido llevarla se había detenido y estaba a menos de una cuadra de distancia.
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